domingo, 27 de diciembre de 2009

SANTORINI IV


ODA A SANTORINI

El oscuro placer ardiente que yo busco
por este mar de luz y de esperanzas,
placer de ser aquel niño de estrellas
que sueño de ángel un día se sintió,
me trajo aquí, cual nave a la deriva,
hasta tu puerto de escarpadas cenizas,
luna azul de Egeo, adormecido
fuego que, como el ave, renace en su inmolar.

Isla del cielo, nacida de la llama,
yerma de verde y fértil de hecatombes,
tanto te deseaba y te quería
que, antes de poseerte en tus abismos,
cual eres yo te amaba ya, hija del alba
con viñas ferradas a la vida,
riscos de hacha, playas de lava gélida,
donde, como las rocas, el hombre llora su cantar.

JOSEP PIERA

miércoles, 23 de diciembre de 2009

VIANA DO CASTELO


"El tiempo no se para. El viajero vuelve por el mismo camino, va procurando fijarlo todo en la memoria, las grandes losas del suelo, el rumor del agua, las vides colgadas de los árboles, el verdín en las cruces, y en sus pensamientos se dice que la felicidad existe, y no es la primera vez que le acontece hacer tal descubrimiento. En la encrucijada se despide del hombre que da las respuestas, y luego toma la carretera de Viana do Castelo, para empezar inmediatamente a subir la gran rampa que lleva a la Capilla de la Aparecida, que tiene, evidentemente, su historia."

JOSÉ SARAMAGO: Viaje a Portugal.

viernes, 18 de diciembre de 2009

IBIZA II


“Han vuelto las viejas obsesiones, el sentimiento de que para mí nada es posible. Vaya donde vaya, mis males me acompañan. Ése es el regalo capital de mi existencia. Se diría incluso que mis males me preceden, que despejan el terreno a fin de que pueda ser desdichado sin dificultad, sin obstáculos. Si se me transportara al Paraíso, el fenómeno se repetiría ineluctablemente.”

“Aquí es como en La montaña mágica; se está fuera del tiempo, como Hans Castorp. Los días idénticos, el sol inevitable, producen una sensación de identidad, de monotonía feliz, en que la conciencia del devenir se volatiliza. Nada susceptible de transcurrir: sempiterna caída de la luz en sí misma, transcurso inmóvil del día.”

“El horror al futuro sólo se cura en estas islas donde el tiempo se ha detenido, donde sólo existe el presente, si es que siquiera existe.”


E. M. CIORÁN: Cuaderno de Talamanca.


sábado, 12 de diciembre de 2009

BRUSELAS II



Musée des Beaux Arts

En lo tocante al sufrimiento jamás se equivocaban,
Los Grandes Maestros: hasta qué punto comprendían
Su lugar en el mundo de los hombres; cómo hace acto de presencia
Mientras alguno come o abre una ventana o cruza por su lado sin prestar atención;
Cómo, mientras los viejos esperan con pasión reverente
El nacimiento milagroso, hay siempre
Niños que no tenían ganas de que ocurriera, pues preferían patinar
En un estanque junto al bosque:
No, jamás olvidaban
Que hasta el martirio más terrible ha de seguir su curso
No importa en qué rincón, qué paraje mugriento
Donde los perros viven como perros y la montura del torturador
Se rasca el inocente trasero contra un árbol.

En el Ícaro de Brueghel, por ejemplo: cómo todo le vuelve
La espalda a la tragedia sin inmutarse; es probable
Que el labrador oyera el chapoteo, el grito resignado,
Pero a sus ojos no era un fracaso importante; el sol brillaba
Como debía sobre las blancas piernas envueltas por el agua
Verde; y la nave costosa y delicada que vio sin duda
Algo asombroso, un niño que caía de los cielos,
Tenía adónde ir y prosiguió su viaje imperturbable.

W. H. AUDEN



Pieter Brueghel el Viejo: La caída de Ícaro

lunes, 7 de diciembre de 2009

PALMA XI


CANCIÓN DE JONIA (1911)

Aun cuando rompimos sus estatuas
y les sacamos de sus templos
los dioses no han muerto.
Es a ti, tierra de Jonia, a quienes ellos aman,
es a ti, a quienes sus almas recuerdan.
Cuando llegan las mañanas de Agosto
un vigor emana de sus almas y se agita en tus aires
y a veces, un muchacho, de etérea juventud,
indefinible, como una sombra alada,
se aleja cruzando tus colinas.

K. Kavafis


martes, 1 de diciembre de 2009

PALMA X


EL INSOMNIO DE JOVELLANOS

Porque sé que los sueños se corrompen,
he dejado los sueños.
El mar sigue moviéndose en la orilla.

Pasan las estaciones como huellas sin rumbo,
la luz inútil del invierno,
los veranos inútiles.
Pasa también mi sombra, se sucede
por el castillo solitario,
como la huella negra que los años y el viento
han dejado en los muros.
Estaciones, recuerdos de mi vida,
viene el mar y nos borra.

El mar sigue moviéndose en la noche,
cuando es sólo murmullo repetido,
una intuición lejana que se encierra en los ojos
y esconde en el silencio de mi celda
todas las cosas juntas,
la cobardía, el sueño, la nostalgia,
lo que vuelve a la orilla después de los naufragios.

Al filo de la luz, cuando amanece,
busco en el mar y el mar
es una espada
y de mis ojos salen
los barcos que han nacido de mis noches.
Unos van hacia España,
reino de las hogueras y las supersticiones,
pasado sin futuro
que duele todavía en manos del presente.

El invierno es el tiempo de la meditación.

Otros barcos navegan a las costas de Francia,
allí donde los sueños se corrompen
como una flor pisada,
donde la libertad
fue la rosa de todos los patíbulos y la fruta más bella se hizo amarga en la boca.

El verano es el tiempo de la meditación.

Y el mar sigue moviéndose. Yo busco
un tiempo mío entre dos olas,
ese mundo flexible de la orilla,
que retiene los pasos un momento,
nada más que un momento,
entre la realidad y sus fronteras.

Lo sé,
meditaciones tristes de cautivo...
no sabría negarlo.
Prisionero y enfermo, derrotado,
lloro la ausencia de mi patria,
de mis pocos amigos,
de todo lo que amaba el corazón.

En el mismo horizonte
del que surgen los días y la luz
que acaricia los pinos y calienta mi celda,
surgen también la noche y los naufragios.
Mis días y mis noches son el tiempo
de la meditación.

Porque sé que los sueños se corrompen
he dejado los sueños,
pero cierro los ojos y el mar sigue moviéndose
y con él mi deseo
y puedo imaginarme
mi libertad, las costas del Cantábrico,
los pasos que se alargan en la playa
o la conversación de dos amigos.

Allí,
rozadas por el agua,
escribiré mis huellas en la arena.
Van a durar muy poco, ya lo sé,
nada más que un momento.

El mar nos cubrirá,
pero han de ser las huellas de un hombre más feliz
en un país más libre.

Castillo de Bellver, 1 de abril de 1808.

LUIS GARCÍA MONTERO

jueves, 26 de noviembre de 2009

PALMA IX


"Bonito, sí. Pero puramente retórico. O transpirando el amargo escepticismo del cobarde, del fracasado. Yo sabía por experiencia que no una, sino que eran mil y una las nuevas ciudades que podía encontrar. De retornar a la granja, posiblemente sí que la vieja ciudad nos hubiera engullido, triturado. Pero la huida representaba poder encontrarnos libres Swala y yo, el uno enfrente del otro e inmersos ambos en un paisaje del conocimiento del cual constituiría un mutuo aprendizaje: una especie de remodelado, como el niño cuya conciencia está todavía en agraz y que se forma registrando el ambiente que a la vez vive y descubre."

BALTASAR PORCEL: Los días inmortales.

sábado, 21 de noviembre de 2009

PALMA VIII


"Permanecimos en Palma cosa de cinco semanas. La venta de la finca disgustó a los sobrinos, que la miraban como propia; sobre todo a doña Magdalena. Era una vieja casa del barrio de la Seo, con un patio gótico y una escalera de piedra. Tenía un recibidor lleno de cuadros y salones muy bien amueblados, con damascos y consolas doradas. Resultaba un poco excesiva para señores cristianos que, aun cuando muy antiguos y considerados, no disponían de grandes rentas."

LORENÇ VILLALONGA: Bearn o La sala de las muñecas.

martes, 17 de noviembre de 2009

PALMA VII


"En el Borne, más que para la algazara, parece todo preparado para el noble ejercicio de sentarse. A la entrada y a la salida hay cuatro esfinges de piedra. La esfinge es un animalillo de anfibología enigmática que suele apoyarse en los codos, en todos los países de la Historia en que se cría este ganado; pero las esfinges del Borne no sólo se apoyan: se sientan, por no atrevernos a decir que se acuestan."

SANTIAGO RUSIÑOL: La isla de la calma.

viernes, 13 de noviembre de 2009

PALMA VI


"El efecto que produce el interior es inenarrable, de una excelsa belleza, no sólo por la grandiosa desnudez arquitectónica del conjunto, sino por el espectáculo que la luz, filtrándose por rosetones y ventanales, produce en ella. Es de observar que los ventanales de la Seo estuvieron cegados y tapiados durante siglos. Fue don Antonio Gaudí, en los primeros ventanales abiertos bajo su dirección, con inmenso acierto, el que volvió la luz al interior del templo. Los arquitectos antiguos de la catedral la concibieron luminosa, es decir, como una sucesión escalonada de efectos de luz, tanto como una conquista del espacio."

JOSEP PLA: Guía de Mallorca, Menorca e Ibiza.

lunes, 9 de noviembre de 2009

PALMA V


"Embocamos la bahía de Palma en el momento en que se levanta el sol, que inunda de rayos la capital de Mallorca, sus iglesias, sus edificios, sus monumentos de aspecto árabe, sombreados de palmeras; y brillan al fondo sus casas blancas sobre un fondo de montañas anegadas de vapores, mientras los molinos de viento, alineados a lo largo de la costa, se agitan con toda la velocidad que dan de sí sus largos brazos móviles."

GASTÓN VUILLIER: Viaje a las islas Baleares.

jueves, 5 de noviembre de 2009

PALMA IV


"Llegué a la Ciudad de Mallorca a primera hora de la mañana. Palma, como también es conocida por la mayoría de la gente, es, viniendo del aeropuerto, una de las ciudades más bellas de Mediterráneo y de una silueta más perfecta. Su perfil se recorta ante un cielo siempre azul, con la Almudaina muy bien restaurada, y la catedral, de estructura poderosa y harmónica. Todo queda atado por el recuerdo."

JOAN PERUCHO: El césped contra el cielo.

sábado, 31 de octubre de 2009

PALMA III


"Hacía ya más de una hora que la catedral de Palma dominaba el fondo del cuadro, al principio sólo como un bloque indefinido pero majestuoso, con su color nogal dorado, iluminado por el sol, pero con los detalles de su estructura todavía ocultos por un exceso de luz que parecía igualarlo todo. Mas a medida que nos íbamos acercando, se fueron haciendo más claros a nuestra mirada los pormenores de la obra y acabó por hacerse perceptible el ordenamiento matemático de la construcción. El vuelo gótico hacia el cielo, me acuerdo perfectamente de esta primera impresión que se fue apoderando de mí a medida que me acercaba, quedaba fijo en la tierra, un éxtasis conjurado sobre la piedra y en la piedra, incapaz de liberarse de ella, del mismo modo que los versos de un místico ibérico no logran romper sus lazos con la palabra."

ALBERT VIGOLEIS THELEN: La isla del segundo rostro.

lunes, 26 de octubre de 2009

PALMA II


"He vuelto a escuchar Street Hassle, de Lou Reed. El cello acelerado sigue el compás de los latidos de mi corazón y un armónium surge de muy atrás, como el sol traslúcido, casi blanco, tras una tormenta de verano. Los violines son aves marinas en los acantilados. La voz de Lou Reed es una letanía somnolienta en el interior de un templo. Me preparo una infusión de hierbas en la cocina. Miro el mar y la ciudad. Miro la sombra del buque espía atracado en el muelle de Levante, los cargueros como saurios, los campanarios que puntean el perfil de la ciudad vieja."

JOSÉ CARLOS LLOP: El mensajero de Argel.

miércoles, 21 de octubre de 2009

PALMA I


"Escucho de nuevo, alelado, «Coney Island Baby», que me devuelve a una calurosa noche de verano, en el piso de Palma de un conocido mío, allá por 1976. Mientras escuchaba por primera vez aquella música, me asaltó la sensación de ser un «vitelone», un provinciano inútil que desperdiciaba su vida y la dejaba escapar en compañía de gente que no le interesaba, en pisos como aquél, en los que nada tenía que hacer, toda la noche bebiendo y hablando de tonterías, sin nada que decir y sin nada que temer, acorazado contra la vida porque nada esperaba de ella, abúlico y desfigurado por el tedio aun antes de haber cumplido los veinte años. Y mientras tanto, la voz de Lou Reed susurraba en el tocadiscos: «no dejes escapar la vida, no dejes escapar la vida».”

EDUARDO JORDÁ: Canciones gitanas.

miércoles, 14 de octubre de 2009

DEIÀ II


"Cuando por fin llegó a Deia, muy fatigado y con los pies doloridos, Anceo encontró a la ninfa de las Naranjas sentada muy erguida sobre una piedra, cerca de un manantial caudaloso que brotaba con fuerza de la roca de granito y regaba la huerta. Aquí la montaña, cubierta por una espesura de olivos silvestres y encinas, descendía bruscamente hacia el mar, quinientos pies más abajo, salpicado aquel día hasta la línea del horizonte por pequeñas manchas de bruma que parecían ovejas paciendo."

ROBERT GRAVES: El vellocino de oro.



"Quería ir a un lugar donde la ciudad fuera todavía ciudad y el campo, campo; y donde el arado tirado por el caballo no fuera todavía un anacronismo. Había otras aspiraciones, naturalmente, como buen vino, buenos vecinos y que no estuviera demasiado alejado del meridiano de Greenwich. Pensándolo bien, la primera persona que me recomendó Mallorca fue Gertrude Stein (...) Gertrude, que siempre hablaba con sentido común, me aseguró que los mallorquines eran alegres, limpios y amables, culturalmente afines al sur de Francia y agriculturalmente todavía anclados en el siglo dieciocho. Añadió que en todo aquello no había trampa alguna: si me gustaba el Paraíso, Mallorca era eso, el Paraíso."

ROBERT GRAVES: Por qué vivo en Mallorca.


domingo, 11 de octubre de 2009

DEIÀ I


"El martes o el miércoles próximos se celebran los noventa años de vida de Robert Graves, quien vive aquí desde hará unos cincuenta, no lo sé muy bien; pero fue él quien casi fundó (o por lo menos lo puso en la imaginación general al venir a vivir en él y a escribir aquí prácticamente toda su obra) este pueblo habitado ahora por unas cuatrocientas personas, en su mayoría poetas, pintores o periodistas retirados con los que uno se cruza en las calles empinadas cuando se va a comprar el pan o una botella de vino, y al segundo encuentro son ya como amigos y comienza el intercambio de saludos."

AUGUSTO MONTERROSO: La letra e: fragmentos de un diario.

martes, 6 de octubre de 2009

DRAGONERA


“Sa Dragonera es sin duda uno de los símbolos más perfectos de la simbiosis mito-paisaje. Su forma exacta de dragón semi-flotante en las aguas es algo más que una casualidad, como el hecho de que abunden tanto en ella las lagartijas, pequeños «dragones». Sa Dragonera es un emblema, un monumental encantamiento de las manos de la propia Creación, sin intervención alguna del hombre.

El islote vela como un auténtico vigilante la llegada de los barcos, que cruzan siempre por su morro como los intrusos por el de los dragones que guardan la entrada de las cuevas con tesoros. Se destaca sobre el atardecer como una mole negra, soñando las numerosas historias de piratas, naufragios, cuevas y moros que constituyen su universo mítico particular”.

CARLOS GARRIDO: Mallorca mágica

sábado, 19 de septiembre de 2009

PALENCIA VI


“El sol de Palencia es de los más tristes soles del mundo; es el mismo que venden en los asilos y los orfelinatos, el mismo que, si sobra, se llevan al patio de las cárceles. Pero es, no sé si por ello, o por mis recuerdos, una de las ciudades más hermosas de España. Lo era, al menos. Apenas reconocí nada. Era entonces una ciudad muy pobre y nadie se había tomado aún la molestia de destruirla. En su miseria era hermosísima. Era como un pueblo. Se oían las campanas de la ciudad, se las reconocía como a parientes próximos, las de la catedral, la de San Pablo, la de la Audiencia… Aún circulaban pocos coches por la calle Mayor. Palencia era sobre todo esa calle larga, torcida, estrecha, soportalada. Los soportales le daban un aspecto romántico y levítico. Venía a ella mucha gente de los pueblos circunvecinos a mercar telas, herramientas, aperos, víveres. Zapatos, venían a buscar zapatos. Había muchas zapaterías en la calle Mayor, con la tristeza que eso da a una calle. Se veía a los hombres y a las mujeres vestidos de negro, ellos con chaqueta de pana negra y ellas con sus pellerinas y toquillas de lana, rematadas en madroños aplastados. Al pasar a su lado, le envolvía a uno el olor montuno, a lavanda, a romero, a pastos frescos. A veces se les veía caminar de un lado a otro, como enloquecidos, aturdidos, llevando en la mano el sobre grande de la radiografía que les había dado un médico. Y pese a que la capital no era más que un pueblo, se veía a los pueblerinos caminar cohibidos, sin atreverse a entrar en los comercios, incómodos de aquel cosmopolitismo de las zapaterías.”

ANDRÉS TRAPIELLO: El fanal hialino.

lunes, 14 de septiembre de 2009

PALENCIA V


"La ciudad natal no se identifica con un campanario, una plaza con una fuente o la próspera actividad comercial o industrial que pueda tener lugar en ella. La ciudad natal es un soportal bajo el cual te vino por primera vez una idea a la cabeza; es un banco donde te sentaste a meditar sobre algo que no comprendías; es un instante de vértigo durante una zambullida en el río, donde de pronto tuviste el recuerdo de una existencia anterior; es un guijarro hallado en el fondo de un viejo cajón, que no sabes por qué guardaste; es el sombrero de tu profesor de Religión, con una gran mancha oscura; es la angustia que te oprimía el corazón antes del examen de Historia; son los juegos extraños que nadie comprendía y de los que te habría avergonzado hablar; es una mentira cuyas consecuencias atormentarán tus sueños toda la vida; es un objeto valioso en la mano de una persona; es una voz, oída una noche a través de la ventana abierta, que nunca olvidarás; es una habitación iluminada, y son los flecos en el bajo de una cortina."

SÁNDOR MÁRAI: Los rebeldes.


lunes, 7 de septiembre de 2009

PALENCIA IV



En lento tomavistas
repasas las fachadas
de la Calle Mayor,
el balcón oxidado
en que no reparabas,
la oscura galería
de los cristales rotos
donde reina el pasado
y la devastación,
los atlantes de yeso
sustentando la tarde.
Te preguntas por qué
no te fijaste nunca
en aquella ventana
de raídos visillos,
el rótulo anticuado
de la ferretería,
las repetidas placas
del "Seguro de incendios",
los números tachados
de los viejos portales
tenazmente cerrados.
Detienes tu periplo
en el escaparate
que la imagen refleja
de un ser desconocido
con tus mismas facciones.
Le miras a los ojos.
Piensas que la ciudad
envejece contigo.

Julián Alonso


domingo, 30 de agosto de 2009

DJERBA III


"En las dos localidades propiamente israelitas, Hara Kebira y Hara Sghira, podemos hacernos una idea de lo que fué el mundo judío anterior a nuestra era. Las costumbres y los vestidos, según dicen los entendidos, no han variado en dos mil quinientos años. La sinagoga, la «ghriba», la maravillosa, data del tiempo en que Nabuconodosor destruyó el templo de Salomón, y se construyó sobre una piedra de este templo traída de la isla de los cinófagos después de la caída de Jerusalén y la dispersión del reino de Judá. En consecuencia, los antiguos rollos de la Ley tienen aquí un valor inestimable. Basta tocar, en una peregrinación, en una procesión, los estuches que los contienen, para alcanzar deseados milagros... O por lo menos esto es lo que se afirma en la feliz isla de Djerba, que aparece como un microcosmos viviente, espejo humano de toda la historia tunecina en la encrucijada de tres continentes."

MARCEL SAUVAGE: África del Norte (Colección El mundo en color)

martes, 25 de agosto de 2009

BIZERTA


"A la mujer no la había visto antes. O quizá sí, pero no me había fijado en ella. Éramos pocos los que nos bañábamos y yo me había metido bajo la compacta sombra de un parasol de enea, donde leería alguna novela de Nabokov o un relato de Lovecraft, que eran los autores que me llevé de viaje, y en cuyas páginas todo era más seductor -la ironía y el sentimiento convertidos en insidiosa crueldad, los oscuros temores explicitados en amorfos y viscosos volúmenes- que el país tunecino, con los míseros beduinos, o sencillamente nómadas, arrastrándose por los yermos con sus tiendas, camellos y cabras, y Bizerta devastada, los muelles vacíos y los edificios también, donde todavía estaban sin cristales las ventanas tiroteadas cuando el lío de la expulsión de los franceses. Por la noche me costaba dormirme y bebía bastante, hasta alcanzar la turbiedad, como un estadio fangoso. Y el sueño era pesado, me levantaba a la mañana siguiente con las articulaciones doloridas."

BALTASAR PORCEL: Todos los espejos.

martes, 18 de agosto de 2009

AUTILLA


"La carretera de Palencia a León es de una desesperante monotonía. Creímos estar de nuevo en las áridas llanuras de La Mancha. Estas inmensas soledades, que no carecen de poesía, hacen pensar en el Océano, cuya grandiosidad tienen. También recuerdan el Desierto, sobre todo cuando se ven, perdiéndose de vista en la lejanía, algunas filas de mulas que levantan grandes nubes de polvo, como lo haría una caravana en el Sahara."

BARÓN DE DAVILLIER: Viaje por España.



miércoles, 12 de agosto de 2009

LLANES II


"Es una villa de semblante ceñudo, cetrino. Está, sin embargo, colmada de un rumor de risa afónica, que no es sino el ruido del mar, resonando mate en placitas y callejuelas, como en los pabellones y recovecos de una oreja."

RAMÓN PÉREZ DE AYALA: El ombligo del mundo.


jueves, 6 de agosto de 2009

LLANES I


"Llanes es un pueblo hermoso y limpio, histórico y veraniego, marinero y, como la cebolla, con siete capas de humor y de retranca."

CAMILO JOSÉ CELA: Del Miño al Bidasoa.


jueves, 30 de julio de 2009

NIEMBRO



NIEMBRO, EL «BOSQUE SAGRADO» DE LLANES.

"Hace unos días, aprovechando la visita que con Marvin Harris hicimos a las cuevas prehistóricas del oriente asturiano, entramos en Niembro. Le expuse al ilustre antropólogo la etimología más probable del nombre (nemus, nemoris, bosque sagrado) y cómo, en esta hipótesis, los habitantes del lugar habrían podido ser llamados «nemorenses», como si dijéramos hoy «niembrenses». Harris inmediatamente asoció «Niembro» al bosque «Nemi» de los montes albanos, tal como lo describe Frazer en el capítulo primero de La rama dorada. Sobre esta asociación de ideas, ocasionalmente sugerida, quisiera hablar brevemente.

Frazer comienza refiriéndose al cuadro de Turner. La escena -dice- bañada en el dorado resplandor que la divina imaginación del artista envolvía y transfiguraba hasta el más bello paisaje, es una visión de ensueño del pequeño lago del bosque de Nemi, llamado por los antiguos «El espejo de Diana» (Lacus Nemorensis). «Quien haya contemplado las quietas aguas encunadas en uno de los verdes repliegues de las colinas albanas, no podrá olvidarlo. Las dos aldeas italianas típicas, que dormitan en sus laderas, y el palacio, cuyos jardines en el terraplen descienden hasta el lago; apenas rompen la quietud y soledad de la escena. Diana misma podría frecuentar aun la solitaria orilla; aun podría aparecerse entre el boscaje».

Esta descripción se adapta, sin violencia alguna, al escenario de Niembro -sobre todo- del Niembro de hace unos pocos años, cuando los robles y las encinas de los cuetos que descienden hasta la bahía (en marea alta un lacus nemorensis, un «espejo de Diana») todavía no habían sido talados, o sustituidos por eucaliptos. Se adaptaría, sin duda, mucho más hace milenios, cuando algún romano al contemplar el imponente bosque que se extendía por las laderas de la Cuera, se acordó de las aldeas frondosas de la montaña Aricia, y hablo del lacus nemorensis, es decir, hoy, Niembro. Y si ello fue así, si la semejanza fue efectivamente captada por las gentes, se habría erigido un templo a Diana, por mínimo que fuese, un templo próximo al lago. ¿No es necesario sospechar que acaso sus cimientos yacen debajo de lo que hoy llamamos «capilla de las ánimas»? ¿No descansan enterrados, desde milenios, exvotos de gentes antepasadas que acudían agradecidos al santuario? Porque Diana Nemorensis -la Diana de Niembro- protegía a los animales de la montaña, para luego cazarlos, pero también concedía fruto a las mujeres estériles y las ayudaba en el parto.

Los tiempos han ido borrando poco a poco los últimos restos del bosque sagrado de Llanes y han arruinado el templo de Diana cazadora. Cerca de él alza hoy su figura la hermosa iglesia cristiana, sobre el cementerio marino. No se trata por mi parte, de lamentar con nostalgia semejante sustitución de un templo por otro. Acaso ella comportó también la desaparición de la figura siniestra del «rey del bosque», rex nemorensis, que con su espada desnuda constantemente en la mano, «vigilaba cautelosamente en torno, cual si esperase en cada instante ser atacado por un enemigo. El vigilante era sacerdote y homicida a la vez; tarde o temprano había de llegar quien le matara, para ocupar el puesto sacerdotal». Pero ni siquiera es probable que en estos bosques atlánticos viviera un rex nemorensis similar al que vigilaba el bosque mediterráneo. Eso sí, si había bosque de Diana y santuario de Artemisa, debió haber algo así como un guardabosques y algo así como un ermitaño, acaso fundidos en una sola pieza. ¿Era entonces necesario que la desaparición del santuario arrastrase la desaparición del bosque sagrado? De otro modo, ¿acaso no es posible que vuelvan a poblarse las faldas de la Cueva con robles y encinas, sin por ello tener que volver a restaurar el templo de Diana, y menos aún, tener que consagrar un rex nemorensis?

Sería suficiente una reconstrucción arqueológica, la recuperación estética de lo que acaso fue una realidad religiosa. Y sería necesario, eso sí, consagrar no ya un rex nemorensis, sino un enérgico guardabosques."




WILLIAM TURNER: Lake Nemi

sábado, 25 de julio de 2009

PEÑA TU


"Entre las pinturas halladas al norte del Tajo, llama poderosamente la atención la de Peña Tu, en Asturias, situada en una roca solitaria y separada por muchos kilómetros de distancia de las demás parecidas, y en ella se ve representado una especie de ídolo que se ha solido relacionar con las placas de pizarra de Portugal, etc. Ídolo y placas podían también estar en relación con máscaras, pero hay que tener en cuenta que, por otro lado, es claro que los pueblos de la mitad meridional de España en las edades eneolítica y del bronce adoraban a una divinidad femenina (la Tierra acaso) y al hacha como emblema probable de otra celeste, en lo cuan coincidían con los cretominoicos. Ambos cultos se manifiestan por una serie bastante variada de objetos, al lado de los cuales hay otros de difícil interpretación, aunque no podrían tener otro uso que el ritual. Es triste de todas suertes que cuando no sabemos para qué sirve un objeto tengamos que recurrir a esta caracterización vaga que nos dan las palabras «mágico» y «religioso»."

JULIO CARO BAROJA: Los Pueblos de España.





"En la parte inferior del ídolo de Peña Tú, seis bailarines rodean a una figura central, jefe o sacerdote, que empuña un cayado o un mango de hacha. La segunda hipótesis es, neolíticamente hablando, más probable y más interesante que la primera (sin olvidar que en la misma colina arranca una cadena de dólmenes descubierta por un párroco de Vidiago). Constantino Cabal cree a pie juntillas que la danza de Peña Tú es el grave, solemne y magnífico pericote, ceremonia trinitaria en la que ofician seis personas separadas en grupos de tres o varias tríadas compuestas por dos varones y una mujer, además de "baile emblemático donde se atisban sedimentos prehistóricos y simbolismo erótico". Antiguamente, el papel del perico, o figura situada en el centro del corro, se confiaba a un representante del sexo débil (y lo mismo ocurre hoy en algunas fiestas vaqueiras). Según Costa, ya bailaban así los primitivos habitantes de Asturias, Galicia y Extremadura. ¿Cuál es el recóndito significado de estas danzas que evidencian en cada nota y en cada paso una intención numinosa? Cadencias del Nilo, del Egeo, del Guadalquivir y del Jordán vibran en ellas recomponiendo el cuadrado mágico del antiguo Mediterráneo: curetes, cretenses, egipcios e hiberi "del lado de allá". Rara es la provincia española sin un eco de ese diapasón, sin una complicidad en ese espacio encantado."

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ: Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España.

domingo, 19 de julio de 2009

SANTU MEDÉ




En Tina como en Peña Tu,
¡ijujú!


Aquí de Santu Medé,
abogado sacerdote
de cojos del pericote
druida…
¿Porqué, porqué?


Santu Medero u Medé
dicen que es San Emeterio
pero aquí adentro hay misterio.
¿Porqué?


Si Emeterio y Celedonio,
dos mártires de la fe,
juntos van, ¿porqué,
porqué
no va con Santo Medero,
camina, caminaré,
su olvidado compañero?
¿Porqué?


El culto a Santu Medé
en torno al templo ancestral
que es la cueva del Pindal…
¿porqué?


Peregrinación y culto
la Tierra del Valamé-
con un atavismo oculto-
¿porqué
desde tiempo inmemorial
rinde aquí en la fecha de
eclosión primaveral?
¿Porqué?


Arcaicas, danza y caverna.
Fiesta del sol y del pie…
Vuelve la cuestión eterna:
¿Porqué?


¿Quizás un ídolo ignoto
allá en un tiempo remoto,
muy remoto, mucho más
que el pobre San Emeterio,
en Tina tuvo su imperio?
Quizás…


¿En Pindal se le rendía
inocente idolatría,
danza que te danzarás?
¿De bisontes y elefantes
tuvo rebaños gigantes?
Quizás…


¿Al llegar la primavera,
toda su tribu costera
gran jornada de solaz
tomaba en torno a la gruta
de la Deidad absoluta?
Quizás…


¿No era el baile el pericote?
¿Ofrendábasele el brote
de siempreviva, además?
¿Después la gente se iba,
en alto la siempreviva?
Quizás…


¿Pasados millares de años
llegaron monjes huraños?
¿Lo mismo que Caifás
rasgaron sus vestiduras
y dictaron leyes duras?
Quizás…


¿Convertida en romería
la pagana theoría
ya para siempre jamás,
el sol por el horizonte
lloró elefante y bisonte?
Quizás, quizás…


¡Fiesta del sol y de la siembra,
danza del macho y de la hembra,
antiguo rito del Pindal.
Xode-Medé, Gran Padre rudo,
tu identidad ya no la dudo
y te la grito en saludo
ancestral!


CELSO AMIEVA

domingo, 12 de julio de 2009

POO DE LLANES


COGIENDO MORAS EN POO DE LLANES

Era todo un ritual
la recogida de moras;
escoger las más maduras
-un negro presagio.
Y había siempre una voz
que avisaba a las manos infantiles:
No cojáis las que crecen
al lado de la carretera.
Los rostros más dulces del amor
me han recordado siempre
a la misma niña que busca la forma de las nubes
con la boca sucia de moras.
Esas moras son para mí la cifra de la infancia,
que es el verano inconsciente de la vida.
Cuando no hemos salido apenas al mundo
todo es sorpresa y descubrimiento y nada duele.
Hace tiempo que no cojo moras
en los caminos ni al lado de la carretera.
Han desaparecido las frutas,
y cuanto nos rodea no son sino arbustos.

Martín López-Vega

sábado, 4 de julio de 2009

SANTILLANA DEL MAR VIII


"La villa de los hidalgos, de las viejas casas solariegas destartaladas y añoradizas, que se tienden al pie de la vieja colegiata. Y en ésta un claustro románico en que los capiteles de las columnas mellizas hablan de tiempos de una barbarie ingenua en que la guerra era caza. ¡La sugestión de estos viejos claustros en que se cree uno liberado del peso de los siglos!"

MIGUEL DE UNAMUNO: Por tierras de Portugal y de España.