jueves, 30 de julio de 2009

NIEMBRO



NIEMBRO, EL «BOSQUE SAGRADO» DE LLANES.

"Hace unos días, aprovechando la visita que con Marvin Harris hicimos a las cuevas prehistóricas del oriente asturiano, entramos en Niembro. Le expuse al ilustre antropólogo la etimología más probable del nombre (nemus, nemoris, bosque sagrado) y cómo, en esta hipótesis, los habitantes del lugar habrían podido ser llamados «nemorenses», como si dijéramos hoy «niembrenses». Harris inmediatamente asoció «Niembro» al bosque «Nemi» de los montes albanos, tal como lo describe Frazer en el capítulo primero de La rama dorada. Sobre esta asociación de ideas, ocasionalmente sugerida, quisiera hablar brevemente.

Frazer comienza refiriéndose al cuadro de Turner. La escena -dice- bañada en el dorado resplandor que la divina imaginación del artista envolvía y transfiguraba hasta el más bello paisaje, es una visión de ensueño del pequeño lago del bosque de Nemi, llamado por los antiguos «El espejo de Diana» (Lacus Nemorensis). «Quien haya contemplado las quietas aguas encunadas en uno de los verdes repliegues de las colinas albanas, no podrá olvidarlo. Las dos aldeas italianas típicas, que dormitan en sus laderas, y el palacio, cuyos jardines en el terraplen descienden hasta el lago; apenas rompen la quietud y soledad de la escena. Diana misma podría frecuentar aun la solitaria orilla; aun podría aparecerse entre el boscaje».

Esta descripción se adapta, sin violencia alguna, al escenario de Niembro -sobre todo- del Niembro de hace unos pocos años, cuando los robles y las encinas de los cuetos que descienden hasta la bahía (en marea alta un lacus nemorensis, un «espejo de Diana») todavía no habían sido talados, o sustituidos por eucaliptos. Se adaptaría, sin duda, mucho más hace milenios, cuando algún romano al contemplar el imponente bosque que se extendía por las laderas de la Cuera, se acordó de las aldeas frondosas de la montaña Aricia, y hablo del lacus nemorensis, es decir, hoy, Niembro. Y si ello fue así, si la semejanza fue efectivamente captada por las gentes, se habría erigido un templo a Diana, por mínimo que fuese, un templo próximo al lago. ¿No es necesario sospechar que acaso sus cimientos yacen debajo de lo que hoy llamamos «capilla de las ánimas»? ¿No descansan enterrados, desde milenios, exvotos de gentes antepasadas que acudían agradecidos al santuario? Porque Diana Nemorensis -la Diana de Niembro- protegía a los animales de la montaña, para luego cazarlos, pero también concedía fruto a las mujeres estériles y las ayudaba en el parto.

Los tiempos han ido borrando poco a poco los últimos restos del bosque sagrado de Llanes y han arruinado el templo de Diana cazadora. Cerca de él alza hoy su figura la hermosa iglesia cristiana, sobre el cementerio marino. No se trata por mi parte, de lamentar con nostalgia semejante sustitución de un templo por otro. Acaso ella comportó también la desaparición de la figura siniestra del «rey del bosque», rex nemorensis, que con su espada desnuda constantemente en la mano, «vigilaba cautelosamente en torno, cual si esperase en cada instante ser atacado por un enemigo. El vigilante era sacerdote y homicida a la vez; tarde o temprano había de llegar quien le matara, para ocupar el puesto sacerdotal». Pero ni siquiera es probable que en estos bosques atlánticos viviera un rex nemorensis similar al que vigilaba el bosque mediterráneo. Eso sí, si había bosque de Diana y santuario de Artemisa, debió haber algo así como un guardabosques y algo así como un ermitaño, acaso fundidos en una sola pieza. ¿Era entonces necesario que la desaparición del santuario arrastrase la desaparición del bosque sagrado? De otro modo, ¿acaso no es posible que vuelvan a poblarse las faldas de la Cueva con robles y encinas, sin por ello tener que volver a restaurar el templo de Diana, y menos aún, tener que consagrar un rex nemorensis?

Sería suficiente una reconstrucción arqueológica, la recuperación estética de lo que acaso fue una realidad religiosa. Y sería necesario, eso sí, consagrar no ya un rex nemorensis, sino un enérgico guardabosques."




WILLIAM TURNER: Lake Nemi

sábado, 25 de julio de 2009

PEÑA TU


"Entre las pinturas halladas al norte del Tajo, llama poderosamente la atención la de Peña Tu, en Asturias, situada en una roca solitaria y separada por muchos kilómetros de distancia de las demás parecidas, y en ella se ve representado una especie de ídolo que se ha solido relacionar con las placas de pizarra de Portugal, etc. Ídolo y placas podían también estar en relación con máscaras, pero hay que tener en cuenta que, por otro lado, es claro que los pueblos de la mitad meridional de España en las edades eneolítica y del bronce adoraban a una divinidad femenina (la Tierra acaso) y al hacha como emblema probable de otra celeste, en lo cuan coincidían con los cretominoicos. Ambos cultos se manifiestan por una serie bastante variada de objetos, al lado de los cuales hay otros de difícil interpretación, aunque no podrían tener otro uso que el ritual. Es triste de todas suertes que cuando no sabemos para qué sirve un objeto tengamos que recurrir a esta caracterización vaga que nos dan las palabras «mágico» y «religioso»."

JULIO CARO BAROJA: Los Pueblos de España.





"En la parte inferior del ídolo de Peña Tú, seis bailarines rodean a una figura central, jefe o sacerdote, que empuña un cayado o un mango de hacha. La segunda hipótesis es, neolíticamente hablando, más probable y más interesante que la primera (sin olvidar que en la misma colina arranca una cadena de dólmenes descubierta por un párroco de Vidiago). Constantino Cabal cree a pie juntillas que la danza de Peña Tú es el grave, solemne y magnífico pericote, ceremonia trinitaria en la que ofician seis personas separadas en grupos de tres o varias tríadas compuestas por dos varones y una mujer, además de "baile emblemático donde se atisban sedimentos prehistóricos y simbolismo erótico". Antiguamente, el papel del perico, o figura situada en el centro del corro, se confiaba a un representante del sexo débil (y lo mismo ocurre hoy en algunas fiestas vaqueiras). Según Costa, ya bailaban así los primitivos habitantes de Asturias, Galicia y Extremadura. ¿Cuál es el recóndito significado de estas danzas que evidencian en cada nota y en cada paso una intención numinosa? Cadencias del Nilo, del Egeo, del Guadalquivir y del Jordán vibran en ellas recomponiendo el cuadrado mágico del antiguo Mediterráneo: curetes, cretenses, egipcios e hiberi "del lado de allá". Rara es la provincia española sin un eco de ese diapasón, sin una complicidad en ese espacio encantado."

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ: Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España.

domingo, 19 de julio de 2009

SANTU MEDÉ




En Tina como en Peña Tu,
¡ijujú!


Aquí de Santu Medé,
abogado sacerdote
de cojos del pericote
druida…
¿Porqué, porqué?


Santu Medero u Medé
dicen que es San Emeterio
pero aquí adentro hay misterio.
¿Porqué?


Si Emeterio y Celedonio,
dos mártires de la fe,
juntos van, ¿porqué,
porqué
no va con Santo Medero,
camina, caminaré,
su olvidado compañero?
¿Porqué?


El culto a Santu Medé
en torno al templo ancestral
que es la cueva del Pindal…
¿porqué?


Peregrinación y culto
la Tierra del Valamé-
con un atavismo oculto-
¿porqué
desde tiempo inmemorial
rinde aquí en la fecha de
eclosión primaveral?
¿Porqué?


Arcaicas, danza y caverna.
Fiesta del sol y del pie…
Vuelve la cuestión eterna:
¿Porqué?


¿Quizás un ídolo ignoto
allá en un tiempo remoto,
muy remoto, mucho más
que el pobre San Emeterio,
en Tina tuvo su imperio?
Quizás…


¿En Pindal se le rendía
inocente idolatría,
danza que te danzarás?
¿De bisontes y elefantes
tuvo rebaños gigantes?
Quizás…


¿Al llegar la primavera,
toda su tribu costera
gran jornada de solaz
tomaba en torno a la gruta
de la Deidad absoluta?
Quizás…


¿No era el baile el pericote?
¿Ofrendábasele el brote
de siempreviva, además?
¿Después la gente se iba,
en alto la siempreviva?
Quizás…


¿Pasados millares de años
llegaron monjes huraños?
¿Lo mismo que Caifás
rasgaron sus vestiduras
y dictaron leyes duras?
Quizás…


¿Convertida en romería
la pagana theoría
ya para siempre jamás,
el sol por el horizonte
lloró elefante y bisonte?
Quizás, quizás…


¡Fiesta del sol y de la siembra,
danza del macho y de la hembra,
antiguo rito del Pindal.
Xode-Medé, Gran Padre rudo,
tu identidad ya no la dudo
y te la grito en saludo
ancestral!


CELSO AMIEVA

domingo, 12 de julio de 2009

POO DE LLANES


COGIENDO MORAS EN POO DE LLANES

Era todo un ritual
la recogida de moras;
escoger las más maduras
-un negro presagio.
Y había siempre una voz
que avisaba a las manos infantiles:
No cojáis las que crecen
al lado de la carretera.
Los rostros más dulces del amor
me han recordado siempre
a la misma niña que busca la forma de las nubes
con la boca sucia de moras.
Esas moras son para mí la cifra de la infancia,
que es el verano inconsciente de la vida.
Cuando no hemos salido apenas al mundo
todo es sorpresa y descubrimiento y nada duele.
Hace tiempo que no cojo moras
en los caminos ni al lado de la carretera.
Han desaparecido las frutas,
y cuanto nos rodea no son sino arbustos.

Martín López-Vega

sábado, 4 de julio de 2009

SANTILLANA DEL MAR VIII


"La villa de los hidalgos, de las viejas casas solariegas destartaladas y añoradizas, que se tienden al pie de la vieja colegiata. Y en ésta un claustro románico en que los capiteles de las columnas mellizas hablan de tiempos de una barbarie ingenua en que la guerra era caza. ¡La sugestión de estos viejos claustros en que se cree uno liberado del peso de los siglos!"

MIGUEL DE UNAMUNO: Por tierras de Portugal y de España.