martes, 28 de diciembre de 2010

SEVILLA IX


“Habiendo dejado la fiebre de hacer estragos hacia el final del otoño y desaparecido completamente unas cuantas semanas antes de Navidad, mi amigo y yo nos dispusimos a volver a casa. Nunca me olvidaré de nuestra melancólica llegada a Sevilla la última tarde de Diciembre. Fuera aparte del peligro de contagio que todavía existía para los que habíamos estado ausentes, se notaba un cambio visible tanto en el aspecto de la ciudad, como, en el del vecindario, que no podía menos que impresionar incluso a los más duros de espíritu que se acercaban por primera vez al teatro de tan reciente calamidad.”

JOSÉ MARÍA BLANCO WHITE: "Cartas de España"

miércoles, 22 de diciembre de 2010

SEVILLA VIII


"Sólo de vez en vez, a lo largo del tiempo, un destello de genio la cruza calladamente, como en el caso de Bécquer. Por eso quizá el encanto romántico andaluz tenga en esta ciudad un cariz moribundo; es una dorada ruina. Hoy tal vez no sea fácil percibir esto, porque una ola de falsa tradición renovadora la ha venido anegando en los últimos años; se la ha disfrazado como para un carnaval. Pero no es más andaluz quien de andaluz se disfraza, sino quien lleva intacto dentro de sí, límpido y seductor, el reflejo de esta tierra misteriosa, perezosa y activa, vívida y soñadora. ¿Qué relación tiene lo otro con Andalucía? Preferibles son mil veces las ruinas, fieles siempre, a ese absurdo y externo andalucismo reciente, de una facilidad repugnante. Vergüenza de todos los gestos, gritos, coplillas y escenas vulgares, compuestas a imitación de algo que nunca fue real."

LUIS CERNUDA: Divagación sobre la Andalucía romántica.

viernes, 17 de diciembre de 2010

SEVILLA VII


“Desde que he visto Sevilla y Córdoba, me siento tentado de hacerme turco. Todo lo bello y útil que hay es obra de los moros. Sus acueductos dan de beber todavía a todas las ciudades del Sur, sin que nunca los habitantes cristianos se hayan tomado la molestia de repararlos. Desfiguraron sus mezquitas para hacer iglesias y, en las casas particulares, los bárbaros ocultaron bajo una espesa capa de enlucido los adornos deliciosos que los arquitectos árabes sabían utilizar tan bien. El Alcázar de Sevilla y la Mezquita de Córdoba, ahora catedral, estaban cubiertos de arriba abajo de arabescos de color; ahora se ha recubierto todo ello con una capa de yeso; es costumbre pintarlo todo de blanco. Es la única limpieza de un país en que se comen moscas en la sopa en las mejores casas.”

PROSPER MÉRIMÉE: Viajes a España.



LUIS DELGADO: Marrakesh, Sevilla y Rabat.

domingo, 12 de diciembre de 2010

SEVILLA VI


“Hay en Sevilla, cerca de la Giralda, un antiguo patio de mezquita; los naranjos crecen a trechos, simétricamente. El resto del patio está embaldosado. Los días de gran sol no hay más que una pequeña sombra limitada. Es un patio cuadrado, rodeado de muros; y de gran belleza, no sé explicarte por qué.”

ANDRÉ GIDE: Los alimentos terrenales.

martes, 7 de diciembre de 2010

SEVILLA V


“Por lo que respecta a Sevilla no hemos conseguido armonizar en lo más mínimo, aunque los sevillanos habían tomado muy a pecho la fiesta de la Virgen, y yo tenía ante mí toda una octava de ceremonias, a cuyo comienzo llegué incluso a participar. La catedral me resultó en el fondo antipática, por no decir hostil. En ella todo resulta desprovisto de gravedad, todo se torna un tanto vago en esta catedral tan ambiciosamente construida; es como un espíritu de supertriunfo que incluso quisiera triunfar sobre Dios, y pretendiera, en cierto modo, abarcarlo desde arriba. Y el detestable órgano, con un ruido empalagoso, hacía tan dulzón el espacio que parecía como si las colosales pilastras fueran a desmayarse. Y este reblandecimiento de la piedra, a manera de un juego de prestidigitación, me dejó, cualquiera que fuese el objeto perseguido, completamente indiferente.”

RAINER MARÍA RILKE: Epistolario español.


JORGE PARDO: Río ancho.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

SEVILLA IV


“Forzado el puente de barcas por el almirante Bonifaz, forzada la Puerta Real por Garci Pérez de Vargas, triunfa la cruz sobre la media luna. Pero la Sevilla cristiana no tiene identidad, sino nostalgia; sus reyes reciben embajadas persas, se enjaezan a la morisca, aprenden lenguas semíticas, labran su alcázar con alarifes granadinos. La Andalucía vencida acaba por vencer a sus vencedores. Por fin se deciden éstos a arrasar la mezquita mayor para levantar su catedral y, al excavar los cimientos, encuentran un cocodrilo. No saben qué hacer con él y lo cuelgan como un trofeo de caza entre la Giralda y el Patio de los Naranjos. Queda en pie la Giralda, el minarete de la mezquita, escala al cielo, camino de Sevilla al cielo, cerrado aún con bolas de bronce, sin almuédano ni campanas, y en ella sigue la ciudad crucificada desde el día de la Conquista. Ha de esperar tres días sagrados, tres días como tres siglos, y al cabo de los tres siglos resucita. Sigue en el aire el cocodrilo sacrificado, exhumado de su cripta mágica, pero el barroco desclava de su cruz a la ciudad y, al ponerle al minarete un campanario con la Fe por veleta, le vuelve a abrir a Sevilla el camino al cielo. Y es que en el barroco deja Sevilla de mirar a su pasado y descubre un futuro: la nostalgia de África deja paso a la ilusión de América, y el puesto del cocodrilo en su matriz sacrificial viene a ocuparlo la sierpe del Paraíso bajo una ambigua media luna.”

AQUILINO DUQUE: La rueda de fuego.

sábado, 27 de noviembre de 2010

SEVILLA III


“¡Sevilla! Aquella no era ya “su” Sevilla. Era una ciudad portentosa, moderna, civilizadísima, con avenidas dignas de París, Londres o Bruselas, con Palaces y cabarets, pero no la ciudad encantadora hecha de pobreza, de bondad y de risa, incubándose en el cobijo de los palacios nobles, anonadada por el poderío del Alcázar, genuflexa por la magnificencia inconmensurable de la Catedral, cada una de cuyas piedras era una gema preciosa, cada una de cuyas obras era un milagro. Rememoraba su infancia, cuando tras larga espera bajo el sol, entre risas y cuchufletas, o en las sombras, apenas alumbradas, de la noche del Viernes Santo, abríanse las pesadas puertas y ante la multitud que se desplomaba de rodillas, entre las pías imploraciones de misericordia y las saetas, que eran como la vida que se escapaba por una herida sangrante, surgía la angélica taumaturgia de la procesión, donde, entre olas de luz y nubes de incienso que oscilaban y arremolinaban bajo los palios de oro y plata, aparecieron retorcidos y ensangrentados los Cristos, prodigios de la imaginaria cristiana, o las Vírgenes, agobiadas, genuflexas por un dolor sobrehumano bajo inacabables mantos bordados de oro, de perlas, de ámbares y azabaches, y joyas que envidiarían todas las soberanas de la tierra.”

ANTONIO DE HOYOS Y VINENT: El regreso a Triana (Españolada)


CARLES BENAVENT / JOSEMI CARMONA: Dama

miércoles, 24 de noviembre de 2010

SEVILLA II


“Frente a la gótica mole de la catedral, levantada con el soberbio ánimo de que las edades futuras tuvieran por locos a los autores de tamaña empresa, se imaginaron que estaban al pie de una montaña toda entera tallada como una piedra preciosa; mas presto sus miradas se prendieron a la torre galana y ascendieron por ella, deleitándose en la contemplación de los balconcillos de mármol, graciosos ajimeces y ajicarados atauriques que la adornan y le ponen como una salerosa mantilla de maja. Luego, cogidos del brazo y de un tirón, subieron hasta la plataforma del último cuerpo grecorromano, embebeciéndose allí en la contemplación del apretado caserío de la capital andaluza con sus callejuelas tortuosas, vetustos alminares, conventos sombríos, jardines risueños y lejanías y horizontes que le cantan al espíritu una evocadora canción.”

CARLOS REYLES: El embrujo de Sevilla.

domingo, 21 de noviembre de 2010

SEVILLA I


“En Sevilla, y en la margen del Guadalquivir, que conduce al convento de San Jerónimo, hay cerca del agua una especie de remanso que fertiliza un valle en miniatura, formado por el corte natural de la ribera, que en aquel lugar es bien alta y tiene un rápido declive. Dos o tres álamos blancos, corpulentos y frondosos, entretejiendo sus copas, defienden aquel sitio de los rayos del sol, que rara vez logra deslizarse entre las ramas, cuyas hojas producen un ruido manso y agradable cuando el viento las agita y las hace parecer, ya plateadas, ya verdes, según del lado que las empuja. Un sauce baña sus raíces en la corriente del río, hacia el que se inclina como agobiado de un peso invisible, y a su alrededor crecen multitud de juncos y de esos lirios amarillos y grandes que nacen espontáneos al borde de los arroyos y las fuentes.”

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER: Cartas desde mi celda.



CRISTÓBAL DE MORALES: Réquiem

domingo, 14 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA IV


“Desde el balcón de mi cuarto se ve la entrada del Guadalete. En el barro del río hay un casco viejo de un barco que están componiendo; un poco más lejos, al lado de una barraca, se ven las costillas de otro barco sostenidas por puntales. Sobre el muelle de la Ribera, unos cuantos hombres y chicos hacen cuerda de cáñamo; los hombres marchan hacia atrás con una madeja de estopa en la cintura y los chicos dan vuelta, mientras tanto, a una manivela que retuerce la maroma. Cerca, a la izquierda, hay junto al río una antigua fuente, pintada de rojo, que se llama la Galera.”

PÍO BAROJA: El mundo es ansí.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA III


“El Puerto, que también llaman Puerto de Santa María, está situado en la desembocadura del Guadalete, que va a verter sus aguas en la bahía de Cádiz. Es el almacén y el puerto de los vinos de Jerez. La ciudad, que es blanca, alegre y limpia, es como un Cádiz diminuto. Visitamos sus bodegas, grandes cuevas, anticipo de las de Jerez, y su plaza de toros, una de las mejores de toda España y mucho más frecuentada por los aficionados que la de Cádiz.”

BARÓN DE DAVILLIER: Viaje por España.

jueves, 4 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA II


"El Colegio estaba sobre el mar y rodeado de grandes parques; cerca de mi dormitorio había una ventana que daba a la playa y por donde, las noches de primavera, se veía el cielo profundo y dormido sobre el agua, y Cádiz, a lo lejos, con la luz triste de su faro."

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Autorretrato.

lunes, 1 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA I


"Sin cenar apenas, me acosté, durmiéndome en seguida, cruzado el sueño de azoteas azules, que ella saltaba alegremente, perseguida por mí y los ladridos de su perro, entre la algarabía de todo el barrio, encaramado hasta en la punta de las veletas. Pero a ninguno de los tres nos importaba. Sin Treviño, que jamás supe por qué rincón del sueño se había extraviado, seguíamos corriendo, a caballo sobre los pretiles, más lejos cada vez de los que nos gritaban, desvaneciéndonos al fin por la penumbra fresca de aquella manzana con chimeneas que se iba hacia el mar..."

RAFAEL ALBERTI: La arboleda perdida.

lunes, 25 de octubre de 2010

CÁDIZ V


“Desde el mar, Cádiz parece una ciudad de perfil bizantino, una ciudad un poco sumergida, espejeante de cúpulas y minaretes, con un cielo superpoblado de gaviotas, antenas, jarcias y otros efectos navales. A medida que uno se acerca, el color de plata difusa se va enriqueciendo con el malva y el amarillo. No hay tejados, sólo hay pretiles, azoteas que se comunican entre sí formando como otra ciudad aérea por donde una luz absolutamente clásica unifica la tonalidad del agua y del cielo.”

JOSE MANUEL CABALLERO BONALD: De la sierra a la mar de Cádiz.



PACO DE LUCÍA: Entre dos aguas.

jueves, 21 de octubre de 2010

CÁDIZ IV


“Por lo demás, no hay nada que ver en Cádiz: ni monumentos, ni palacios, ni museos; sólo una catedral de bastante mal gusto, eso es todo. Pero lo que la gente va a buscar a Cádiz, como a Nápoles, es ese cielo azul, ese mar azul, ese aire limpio y ese soplo de amor que atraviesa el aire. Por eso Cádiz nos gusta sin saber lo que nos gusta de Cádiz.”

ALEJANDRO DUMAS: De París a Cádiz.

viernes, 15 de octubre de 2010

CÁDIZ III


"Cuando Pafos se derrumbó destruido por el tiempo (¡viejo maldito!, la reina que somete al universo debe ceder también ante ti), los placeres volaron en busca de un clima como aquel tan suave: y Venus, fiel solamente al mar que fue su cuna, la inconstante Venus, se dignó escoger Cádiz, como morada, fijando su culto en la ciudad de los blancos muros; sus misterios se celebran en mil templos; mil altares le han sido consagrados, en los que el fuego divino es atizado sin cesar."

LORD BYRON: Las peregrinaciones de Childe Harold.

domingo, 10 de octubre de 2010

CÁDIZ II


“Algo como ligera angustia, como el peso de una dicha pasada, nos oprime el pecho al respirar su mágica atmósfera. ¿Por dónde vamos caminando? Una calle recta y estricta para nuestro cuerpo solitario se alarga ante el incierto deambular; leves matices claros, no rosa, verde manzana, celeste o blanco perla, sino cambiantes irisaciones nacaradas, espectros de casas, se insinúan a los lados, y al fondo una línea azul alta: el mar: ¿Desorientados ya? De vez en vez una sonriente placilla abandonada con sus árboles; es lo único que al principio parece una indicación, pero que luego es un engaño más. Volvemos los pasos en sentido contrario; los mismos espectros sonrientes de las fachadas, la misma línea azul alta al fondo.”

LUIS CERNUDA: Divagación sobre la Andalucía romántica.

lunes, 4 de octubre de 2010

CÁDIZ I


“No podía cansarme de mirar aquella extraña ciudad. Entornando los ojos la veía como cubierta por un inmenso lienzo. Todas las casas parecen construidas para hacer de ellas un observatorio astronómico. En caso de que el mar inundase la ciudad como en los tiempos antiguos, la población podría recogerse en las azoteas y estar allí a su gusto, salvo el miedo consiguiente.”

EDMUNDO DE AMICIS: España. Viaje durante el reinado de Don Amadeo I de Saboya.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

RONDA VII



"Inmediatamente le envié a Pascha un par de reproducciones, por parecerme muy verosímil que el incomparable fenómeno de esta ciudad asentada sobre la mole de dos rocas cortadas a pico y separadas por el tajo estrecho y profundo del río, se correspondería muy bien con la imagen de aquella otra ciudad revelada en sueños."

RAINER MARIA RILKE: Epistolario español.

sábado, 25 de septiembre de 2010

RONDA VI


“...aquel puñado de casas blancas, trepando por las espaldas de la alcazaba en ruinas y tomando el sol en la amarilla calavera del gigante muerto. Y había algunas tan osadas que, empinándose un poco sobre los cimientos, miraban, con los ojos de sus puertas y ventanas, a los hondísimos tajos del peñón, recreando al oído la música del agua que en el abismo caía. Otras cabalgaban sobre las vértebras de la roca, semejantes a pajaritas de papel, y no faltaban otras, todavía más temerarias, colgadas materialmente como niños, y sostenidas en el aire por un milagro de Dios...”

RICARDO LEÓN: Alcalá de los Zegríes.

lunes, 20 de septiembre de 2010

RONDA V


“...y de los pobres burros resbalando medio dormidos y de los vagos tipos dormidos con su cara a la sombra de las gradas y de las grandes ruedas de los carros de bueyes del viejo castillo de hace miles de años sí y de todos aquellos hermosos moros todos de blanco y con turbante como reyes pidiéndole a una que se sentara en su tiendecita de Ronda con las viejas ventanas de las posadas ojos mirando tras las rejas ocultos para que el enamorado bese los barrotes y de las tabernas entreabiertas por la noche y las castañuelas y de la noche que perdimos el barco de Algeciras el vigilante rondando sereno con su linterna y oh el mar el mar carmesí a veces como de fuego y las soberbias puestas de sol y las higueras de los jardines de la Alameda sí todas las raras callejuelas y las casas rosa y azul y amarillo y de las rosaledas y los jazmines y los geranios y cactus y de Gibraltar cuando niña y cuando flor de montaña sí cuando puse la rosa en mis cabellos como las muchachas andaluzas la llevan y debí llevar una roja sí, y cómo él me besaba al pie de la pared morisca y me pareció bien lo mismo de él que de otro y después le pedí con los ojos para poder volverle a pedir sí y él luego me pidió si quería decir sí mi flor de montaña y primero le rodeé con mis brazos y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis pechos todo perfume sí y su corazón latía como alocado y sí dije sí quiero Sí”

JAMES JOYCE: Ulises.

martes, 14 de septiembre de 2010

RONDA IV


“Recuerdo ahora, al referirme a Ronda, no la magnificencia elocuente de su balcón sobre la sierra, donde el hombre queda colgado como un ave sobre uno de los paisajes de tierra más espléndidos que conozco, sino un pequeño detalle. Ni siquiera es la portada encajada en su plaza de toros, tan romántica ésta además, sino, anotación sin importancia, la extraña reja de un balcón; toda cerrada, y sin embargo abierta, porque no tiene cristales; de techo curvo, con una corona en el remate, como un historiado lecho principesco. Más que balcón parecía un tocador galante; pero donde las curvas pudieran sugerir ideas muelles, la materia, el hierro desnudo, hablaba de algo muy distinto. Era la imagen misma de Andalucía, lánguida y fuerte como un árabe voluptuoso”.

LUIS CERNUDA: Divagación sobre la Andalucía romántica.

viernes, 10 de septiembre de 2010

RONDA III


“Asomarse al pretil del Tajo es una experiencia geológica inolvidable: se siente algo así como una angustia sísmica. A un lado de la garganta queda la vieja Ronda, con sus nobles mansiones y sus casas moriscas, sus iglesias barrocas y sus patios de vecindad.”

JOSE MANUEL CABALLERO BONALD: De la sierra a la mar de Cádiz.

lunes, 6 de septiembre de 2010

RONDA II


“Las paredes rocosas formaban una escarpa vertical salpicada de verdura. El hilillo de agua del Guadalevín discurría en lo hondo, entre las peñas y, más lejos, el llano ondeaba amarillo y rosa, como un helado de fresa y de vainilla. Las chovas se cernían inmóviles en el aire. De súbito, como obedeciendo a una señal, se sambucaron bajo los arcos, lanzando gritos.”

JUAN GOYTISOLO: La isla.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

RONDA I


“Hermosa y, por debajo, trágica, la imagen de Ronda sigue viva en mí en sus dos dimensiones. La que se me abría por la ventana espléndida, entre lectura y lectura, poema y poema, y la que, por las calles, iba embargándome con una pesadumbre parecida al remordimiento.”

DIONISIO RIDRUEJO: Casi unas memorias.



PACO DE LUCÍA: La cueva del gato (Rondeña)

jueves, 19 de agosto de 2010

CONIL DE LA FRONTERA


"La playa era hermosa, el pescado excelente y el pueblo aún se mantenía desconectado de las cochambres turísticas, aunque ya empezaban a cundir los desafueros arquitectónicos, gracias sobre todo a las orgánicas atrocidades de los especuladores surgidos al socaire del llamado «primer plan de desarrollo». Conil era un lugar de amenas historias árabes, primorosamente estampadas en piedras, gestos, hábitos, y desfiguradas con el tiempo por la acción corrosiva de sus nuevos dominadores."

JOSE MANUEL CABALLERO BONALD: La costumbre de vivir.




“Por si no lo he dicho antes, estamos hablando de Conil de la Frontera, un pueblo marinero situado en la región más antigua y más ofendida de occidente: la costa gaditana. El pueblo no es muy grande y, visto de lejos, se asemeja a un brochazo blanco sobre la playa que llaman de los Bateles. Sin embargo, a la noche, recién encendidas las casas, guarda cierto parecido con un belén navideño de los tiempos de Augusto, no haciendo falta que sea época de villancicos para que el milagro acontezca. Ocurre en todas las épocas del año, incluso en las de verano, con sus noches de brisa agradable y sardinita a la plancha, siendo en tan candente estación cuando el Nacimiento puede verse al completo. No faltan ni las luces de mentiras ni las estrellas de purpurina, ni tampoco los camellos ni sus tabernas brillando a lo lejos.”

MONTERO GLEZ: Manteca colorá.

sábado, 14 de agosto de 2010

VEJER DE LA FRONTERA


"Las calles de Vejer, adosadas a las irregularidades del monte y tendidas hacia la cumbre que ocupa la parroquia de El Salvador, definen la saturación de todas las blancuras. El pueblo entero -las paredes y hasta los tejados y las aceras- está tan obsesivamente encalado, que ha llegado a esa situación límite en que el blanco es ya una fulguración cegadora. Hay casas excelentes, de patios hondos y amplias fachadas neoclásicas, y hay casitas deliciosas, de recónditas penumbras y laberíntico trazado: un perfecto maridaje entre Grecia y Marruecos."

JOSE MANUEL CABALLERO BONALD: De la sierra a la mar de Cádiz.



“Cantan las campanas como si mezclaran cal viva con vino de rosas, como si echaran al aire las penas para que se las llevara el viento de Levante, como si agitaran cuentas para que la noche fuera fresca y llevadera. Cantan las campanas de Vejer a todas horas mientras la tarde pasa con sosiego de arriero antiguo, como las calles iluminadas de blanco, que es el color de los que saben enamorar al sol y ahuyentarlo para que no se apasione tanto que lastime. En esto del blanco hay que saber los quites, ahuyentar olores y pestes con caligrafía de enjabelgador, tinta que sabe de sombras y de vanos, de arcos y celosías, de aljibes y anaferas, zaguanes y lebrillos, palmeras y limoneros. Hace tiempo que fui niño pero no se me ha olvidado ni el agua de los pozos ni el vuelo de las cigüeñas, la espadaña de la plaza de la Consolación y el ringorrango de las campanas, el vuelo vertiginoso de las cometas y el dibujo de las veletas. El niño mira al gallo de hojalata, que a veces es gallo de hierro, silueta de cresta, pico y espolones, y recuerda un cuento que le contaron, de sombra, calor y lagarto, con el viento tan calmo que parecía muerto y él todo orejas, bebiendo las palabras como quien bebe vientos. Beber los vientos por las chicas fue otra edad de plata del niño que dejó doblados los pantalones cortos para siempre y empezó a hacer el ganso como si tuviera planta de veleta. Pero a veces vuelve a asomarse a la terraza, a la torre que, como la de la iglesia de Vejer de la Frontera, fue antes alminar, como la iglesia fue mezquita, y a poner, como Fabián, ojos de niño que mira el mar, marinerito, hijo de la veleta que se sube a lo alto de la cal y compra cielos de añil para que cuando crezca sepa de donde viene el viento y que lo importante no es vivir, sino navegar.”

ALFONSO ARMADA: España, de sol a sol.



MANOLO SANLÚCAR: Oración.

miércoles, 4 de agosto de 2010

MEDINA SIDONIA


"Por el aire de Medina-Sidonia flota como una mezcla de resignación y arrogancia materializada en las piedras decrépitas y las paredes bruñidas, en las humildes barandas populares y los ricos herrajes barrocos. Por la parte alta del caserío quedan vestigios del que fue famoso castillo moro, que pasó luego a manos del duque de Medina-Sidonia -cuyos dominios llegaban hasta Huelva- y fue finalmente destruido por orden real."

JOSE MANUEL CABALLERO BONALD: De la sierra a la mar de Cádiz.



“El cerro donde se asienta Medina Sidonia no es más alto que la torre Eiffel. Parece construido sobre el llano de la Janda y del Barbate por ingenieros que manejaban bastante bien la roca con revestimiento de tierra. De estas atalayas hay muchas en España, todas desaforadas y dominadoras; todas con su castillo en la cima, su iglesia, su caserío amurallado. Desde lejos, estos hermanos cíclopes comunican, y Sidonia sólo se digna hablar con Arcos, con Vejer de la Frontera, con Alcalá de los Gazules. Pero el cerro de Medina Sidonia, el más gran señor de esta Andalucía baja, es también el más amable y el que mejor oculta su tradición guerrera. La cuesta es agria. Para escalarla ha de resecarse un poco el motor del coche. Bordea el camino una hoya que recuerda el tajo de Cuenca con sus casas colgadas o enquistadas sobre roca viva; pero ésta es su única apariencia feroz a medida que vamos ganando la pendiente, llegamos a huertos y jardines que dulcifican el gesto del monstruo, y, en suma acabamos por ver que se humaniza, es decir, que es tierra también, como el llano y como nosotros. Vueltas y revueltas, antes de llegar a las murallas, que, si no me equivoco, están enjabegadas para disimular su vejez. Casitas claras, proporcionadas, discretas, como hechas por buenos alarifes que no han estudiado arquitectura; casas solariegas con su escudo de la Reconquista, su reja y su patio andaluz, y desde el primer paso que damos por Medina Sidonia, cuestas, siempre cuestas, hasta llegar al descansillo de la plaza triangular; que debe llamarse –de seguro se llama- plaza de la Constitución.”

LUIS BELLO: Viaje por las escuelas de Andalucía.



JOHN MCLAUGHLIN / AL DI MEOLA / PACO DE LUCÍA: Orient Blue.

viernes, 30 de julio de 2010

ARCOS DE LA FRONTERA VI


"¿Se cayó, se ancaramó?
Se desdobló en mariposa quieta.
Entre la verdad del agua
y el sueño de la alta cuesta.
Arcos, dos arcos, dos alas.
Arcos, presto para el vuelo.
¿Y el Guadalete?
En el cielo."


GERARDO DIEGO

lunes, 26 de julio de 2010

ARCOS DE LA FRONTERA V


“¿Qué es lo que más cautiva vuestra sensibilidad de artistas: los llanos uniformes o los montes abruptos? ¿Cuáles son los pueblos que más os placen: los extendidos en la llanada clara o los alzados en los picachos de las montañas? Arcos de la Frontera es uno de estos postreros pueblos: imaginad la meseta plana, angosta, larga, que sube, que baja, que ondula, de una montaña; poned sobre ella casitas blancas y vetustos caserones negruzcos, haced que uno y otro flanco del monte se hallen rectamente cortados a pico, como un murallón eminente; colocad al pie de esta muralla un río callado, lento, de aguas terrosas, que lame la piedra amarillenta, que la va socavando poco a poco, insidiosamente, y que se aleja, hecha su obra destructora, por la campiña adelante en pronunciados serpenteos, entre terreros y lomas verdes, ornado de gavanzos en flor y de mantos de matricarias gualdas… Y cuando hayáis imaginado todo esto, entonces tendréis una pálida imagen de lo que es Arcos.”

AZORÍN: Los pueblos

jueves, 22 de julio de 2010

ARCOS DE LA FRONTERA IV


La carretera de Jerez a Arcos tiene dos filas de eucaliptus, lo que le da un aspecto un poco australiano.
Por el camino se ven aldeanos, que pasan con su hatillo al hombro, deslizándose como fantasmas.
Arcos de la Frontera es un pueblo en anfiteatro, colocado en una colina elevada, a la que van escalando las casas, y rodeado en parte por las aguas amarillentas del Guadalete.
Tiene Arcos calles estrechas y pendientes, algunas con escaleras, una plaza pequeña y una iglesia, con una fachada de estilo gótico florido. Tiene también otra iglesia más moderna, barroca y alegre.
Las casas, por la parte del río, están como colgadas en el cerro, donde se asientan, y parece que se van a desmoronar.


PIO BAROJA: La expedición de Gómez

lunes, 19 de julio de 2010

ARCOS DE LA FRONTERA III


"Al cabo de los años, el viento y la lluvia habían mordido la carne rugosa de esta muela enorme que era la peña, puesta en pie y desafiante, y presentaba arañazos y cicatrices. Como bocas abiertas, las cuevas de los buitres acechaban la lejanía, a unos metros por debajo de las casas del pueblo, que asomaba al precipicio sus cabezas almenadas, sin temor al vértigo. En sus extremos, el corte se dulcificaba en unas enriscadas colinas pobladas de murallas ruinosas, torreones encalados y chumberas delirantes."

JESÚS DE LAS CUEVAS

jueves, 15 de julio de 2010

ARCOS DE LA FRONTERA II


“En Arcos se ensamblan, aparte de la romana y la árabe primitiva, tres poblaciones: la morisca, la gótica o barroca de las iglesias y conventos, y la neoclásica de las casonas y palacios. El callejeo debe empezar por el caserío morisco. La identidad entre ese intrincado albaicín y cualquier pueblo norteafricano es sorprendente. Y ahí está ya la cal, una cal milenaria que ha terminado por convertir el muro en un amasijo de nieve perpetua.”

JOSE MANUEL CABALLERO BONALD: De la sierra a la mar de Cádiz.

domingo, 11 de julio de 2010

ARCOS DE LA FRONTERA I


“Quien no tiene nieve la inventa; no he visto nunca un blanco más intenso que el de las casas de Zafra y Llerena, he rodeado la Gran Ciudad hasta la blanca tela de araña de Arcos de la Frontera, todo congelado por el calor, la nieve endurecida de los iglús llena de fuertes sonidos españoles, he conducido por la baja llanura del Guadalquivir hasta Cádiz.”

CEES NOOTEBOOM: El desvío a Santiago.

miércoles, 7 de julio de 2010

ZAFRA II


“Zafra se esponja de su calle de las sierpes; el castillo recuerda a Santa Fe; recuadra un cordón de piedra el pórtico del hospital de Santiago; las iglesias son góticas; centra la plaza, de soportales de roca, una cruz de hierro; los balcones se abren saledizos como tribunas, para la procesión, para la feria.

No cuenta Extremadura con feria más importante que la de Zafra: unos sanmigueles en octava, pues se celebran el 4 de Octubre. Olivareros, los alrededores casan con el nombre de la pequeña ciudad: zafra, tinajilla de latón para el aceite.

¿He dicho que las rejas son curvas? Rejas de jaula, para holgura de las macetas, de roja alfarería de Barros, y más luz a las ventanas, encandecidas de tanta flor.


PEDRO DE LORENZO: Extremadura, la fantasía heroica.

sábado, 3 de julio de 2010

ZAFRA I


“Has dicho sorpresas… Y sorpresa es todo Zafra, a cada paso. Está, por ejemplo: las plazas. La Plaza Chica, la Plaza Grande, con su cordón umbilical, el “Arquillo del Pan”. Te sientes dentro de ellas como sumido en un arca viva de tradición, contemplando su ámbito de antañones soportales y ángulos abiertos a viejas calles tortuosas. Por doquiera que miras, columnas; columnas cilíndricas, columnas prismáticas, recias, macizas; columnas adosadas a encalados contrafuertes; columnas corroídas por la caricia del tiempo. Al fondo de las mismas, en los bajos, unas anchas, unas recias puertas claveteadas, y a su lado, estrechas entradas para acceder por escaleras pinas y angostas a los altos, de embalconadas fachadas y ventanitas cuadrilongas, ventanitas con su arcano, ventanitas oscuras, tenebrosas.”

FERNANDO PÉREZ MARQUÉS: Postales de andar extremeño.

sábado, 26 de junio de 2010

FONTIBRE


“En dirección al Alto Campoo, pero cerca también de Reinosa, está Fontibre, la fuente del Ebro, que brota en “La Rasa de Campota”, fondo de un antiguo lago vaciado en el mioceno. El nacedero del río se produce entre un hondón poblado de árboles y piedras y constituye en seguida una gran charca. Luego sale a campo llano, salvando una aceña, y su surco es relativamente humilde hasta que le entra el gran caudal del Híjar, que baja del Pico de los Tres Mares y del cual se sospecha que lo que mana por Fontibre es un rebrote. Sobre la piedra del manantial han puesto una réplica, un poco desairada, de la Virgen del Pilar. Algo más abajo se levantó un monumento que consiste en un murete curvo, con grabados alegóricos y una frase muy conocida de Menéndez Pelayo. El Ebro es tan simbólico, nacional y caudaloso que todo ello resulta inevitable. A partir de ahí, y después de embalsar 540 millones de metros cúbicos, este Ebro fecundador habrá de excavar un número incontable de hoces, escobios y gargantas hasta entrar por las Conchas de Haro en la tierra, ya fácil, de La Rioja, y seguirá por Aragón hasta “dar a la mar” trazando la frontera meridional de Cataluña. El pueblo de Fontibre se alza en lo alto de un recuesto, sobre el amenísimo vallejo del nacedero, rico en chopos y sauces. Es un pueblo pobre y algo ruinoso, donde hemos visto las carretas más arcaicas, hermosas, largas y pesadas del mundo.”

DIONISIO RIDRUEJO: Castilla la Vieja.



“Nacer Ebro es como nacer Homero. Es, por tanto, exponerse a que luego disputen por el lugar de nacimiento siete ciudades o tres fuentes. Porque el nacimiento del Ebro es disputado, si no con el encarecimiento con que disputan Gotarrendura y Avila por el nacimiento de Santa Teresa, sí con su pequeña pasión. Yo me declaro por Fontibre, porque soy conservador –sólo en esta materia- y porque quiero ser fiel a una cierta tesis contra los debeladores de mitos que sostuve en estas mismas páginas. Pero por razones de gran peso geológico conducentes a que muy doctos varones aseguren que Fontibre no es más que una fuente tardía donde reaparece el Hijar, que nace en la falda de Peñalabra y es el verdadero río. Así, pues, el Ebro nace, geológicamente, donde el hombre, ese desconcertante sujeto, ha puesto sus adornitos, sus arbolitos y su decoración particular, metiéndose en lo que no le importa. Salvemos la buena intención.”

VICTOR DE LA SERNA: Nuevo viaje de España. La Ruta de los foramontanos.



“Confluyen Híjar y Fontibre. Nace Ebro, ¿dónde? En principio es el problema… Ata Reinosa los cables de la meseta y el mar; los montes la rodean; la cruzan los ríos; contrastan la vaca de leche y la metalurgia de los aceros, la roca lindera de las nieves y la sima acogedora del pantano. Indecisión terrible. Tanta, que el legionario de Augusto se detiene; también para que Reinosa pueda un día figurar en los mapas de la ruina. En alto llano, presume de los picos de Peña Labra y el puerto del Pozazal; las aguas se le hielan; corre Ebro niño y herboso la plana de las cumbres.”

PEDRO DE LORENZO: Viaje de los ríos de España.



“Llevábamos continuamente a la izquierda, aguas arriba, el cauce del río, con sus frescas y verdes orillas y rozagantes bóvedas y doseles de mimbreras, alisos y zarzamoras, y topábamos de tarde en tarde con un pueblecillo. A la vera del último, en el centro de un reducido anfiteatro de cerros pelados en sus cimas, se veía surgir, reborbollando, los copiosos manantiales del famoso río, que después de formar breve remanso como para orientarse en el terreno y adquirir aliento entre los taludes de sus propia cuna, escapa de allí a todo correr, escondiéndose de la luz siempre que puede.”

JOSÉ MARÍA DE PEREDA: Peñas arriba.

domingo, 13 de junio de 2010

VALLDEMOSSA


“El ruido de los torrentes, la carrera precipitada de las nubes, el grande y monótono clamor del mar interrumpido por el silbido del viento, los lamentos de las aves marinas llenas de espanto, perdida su ruta en las violentas rachas, después de grandes nieblas que caían de repente como un sudario y que, penetrando en los claustros por las arcadas rotas, nos volvían invisibles y hacían que la pequeña lámpara que llevábamos para guiarnos, semejara un fuego fatuo errante bajo las galerías y otros mil detalles de esta vida cenobítica que se agolpan a la vez en mi recuerdo; todo esto hacía con seguridad, de la Cartuja, el lugar más romántico de la tierra.”

GEORGE SAND: Un invierno en Mallorca.



“El claustro, obscuro, enorme, conmovíase con una música misteriosa que parecía venir de muy lejos, al través de los recios paredones. Era Chopin, que, inclinado ante el piano, componía sus Nocturnos. La novelista, a la luz de una vela, escribía Spiridón, la historia del monje que acaba por demoler todas sus creencias, y muchas veces cortaba su trabajo para correr al lado del músico y preparar sus tisanas, alarmada por la frecuencia de su tos. En las noches de luna tentábala el escalofrío de lo misterioso, la voluptuosidad del miedo, y salía al claustro, cuya lobreguez cortaban las manchas lácteas de los ventanales. ¡Nadie!... Después sentábase en el cementerio de los monjes, esperando en vano la aparición del fantasma para animar su monótona existencia con algo novedoso.”

VICENTE BLASCO IBÁÑEZ: Los muertos mandan.



“Se atravesó el dantesco trecho de los olivos centenarios, milenarios, que perpetúan, como en eternidad, sus como petrificados gestos y ademanes de metamorfosis; se dejó a un lado la colosal mole que tiene un nombre y una leyenda moriscos; se vieron por fin las vastas colinas cultivadas, a graderías, como en anfiteatro, las hondonadas y valles con sus casitas, sus sembrados, sus viñas, sus higueras, sus cactus africanos, las raquetas espinosas adornadas con los pompones encarnados de los higos chumbos. Se divisaron las casas del pueblo, se pasaron tapiales y callejuelas donde jugaban niños risueños y sucios; se detuvo por fin el vehículo frente al vetusto y tradicional edificio, cuya ancha puerta, bajo sus dos cuadradas torres, y coronada por un escudo en que se ve esculpida la imagen de San Bruno, estaba adornada de palmas. Desde fuera y por todos los escalones había regadas ramas de mirto.”

RUBÉN DARÍO: El oro de Mallorca.



“Cae el crepúsculo. Tornamos a nuestra casa; es una celda del viejo monasterio de Valldemosa. Una mujer célebre ha estado en estos parajes; pero mucho más tarde un gran poeta, inolvidable amigo, ha habitado también esta mansión. Y si antes de su venida el famoso ingenio extranjero diríase que daba cierto carácter literario a la isla toda, ahora es el poeta español quien pone en esta tierra, principalmente, ya que no con exclusividad, ese ambiente que los grandes artistas, que el recuerdo de los grandes artistas, presta a los paisajes y a los edificios. Villanueva de los Infantes es Quevedo; Esquivias es Cervantes… La sombra de Rubén Darío vaga por la hermosa tierra de Mallorca. Aquí estuvo, durante meses, Rubén. Sus ojos se empaparon desde estas costas en el azul del Mediterráneo.”

AZORÍN: El paisaje de España visto por los españoles.



“¡Qué invierno aquel en Mallorca!: los vientos bramaban, las rieras se desbordaban, las casas gemían y las paredes rezumaban agua. Lleno de pensamientos siniestros, Chopin comenzaba a soñar con monjes negros. Él mismo se iba convirtiendo en un olivo de dedos nudosos, en una palmera perdida en un cielo de tormenta.”

MAURICIO WIESENTHAL: Libro de réquiems.

lunes, 31 de mayo de 2010

MIRAMAR


"Como aquellos ermitaños envejecidos en buscar a Dios, no les queda a los olivos más que los huesos, la piel y la cabellera. Y tampoco la roqueta, la gran ermita ermitaña que es Mallorca, tiene sino huesos, huesos de roca, atezada piel y frondosa cabellera de árboles, olivos, almendros, higueras, algarrobos, pinos, encinas... nacen en la roca. Y es la roca como rayos de sol en largos siglos crisalizados. Sorbiendo, embebecido por los ojos la fulgurante hermosura de las rocas costeñas de Mallorca, ocurrióseme fantasear si no serán esas rocas estalagmitas de la lluvia de rayos de sol que de continuo gotea sobre el mar de la isla de oro.

Aquel enorme dragón de la Foradada, que retorciéndose se vuelve a mirar a tierra cuando va a sumergirse en el mar y así se queda, espiando, receloso, el bosque de Miramar, deja ver en el fondo de su ojo al cielo tocando al nacarado océano. Y nos habla de los monstruos de la Odisea. Porque aquél es el mar homérico, el mar de color de vino, el de Escila y Caribdis, no el mar tenebroso de Camoens, el de Adamastor.

(...) Dejándose embriagar por la luz del cielo de Mallorca, del cielo más que de Sol -que es un cuajarón de aquella luz-, como de él se embriagan las estremecidas cigarras ermitañas de los olivos, se comprende que Blanquerna renunciase al papado para darse a la vida de ermitaño."

MIGUEL DE UNAMUNO: Andanzas y visiones españolas.