viernes, 30 de abril de 2010

AGUILAR DE CAMPOO


"Las ruinas del castillo de Aguilar, entre ruinas de montes. Y no se distinguen las unas de las otras. Diríase que son ruinas de castillos, de castillos de esta Castilla leonesa, aquellos atormentados monolitos, que remedan fábricas arquitectónicas, de la cumbre de las Tuerces (...)
Sentados al socallo, allá en lo alto de las Tuerces, al abrigo de una roca saliente, a este rico sol, henchimos nuestra mirada con aquella desolación que nos ceñía en redondo -golpes de verdura al borde del agua que corre en el fondo del valle- y entre aquellas ronchas de lo que fue monte y es hoy desierto veíamos la patria rezumando pus y grandeza por entre agrietadas costras de cicatrices."

MIGUEL DE UNAMUNO: Andanzas y visiones españolas.

lunes, 26 de abril de 2010

OPORTO V


"Al dejar el puente, una tropa famélica y bellísima presenta armas. En el muelle de Ribeira se alinean las casas, frente al río, altas, flacas, tal que chicos desnutridos, desiguales de altura y de color, pero en formación muy regular, sumamente obedientes al instructor que disciplina su atropellada convivencia, con distinta ropa colgada, con balconadas y ventanales distintos, pero tan marciales, plantando cara al río, sobre las arcadas que preservan al vecindario de la lluvia fina, cuando el cielo gimotea, y bajo las arcadas, a cubierto, se refugian cafetines y tenderetes, con telas y juguetes, recuerdos y sombreros, azulejos y postales, ciclistas de madera y con un timbre para con ellos los niños pedalear por tierras portuguesas, bisutería, cuentas de vidrio y retratos viejos de pescadores viejos recogiendo el aparejo."

RAMÓN AYERRA: La vida y la muerte en Oporto.

lunes, 19 de abril de 2010

OPORTO IV


"No volví a ver esta vieja ciudad hasta mucho tiempo después, cuando ya la triste sabiduría de los años me había explicado las cosas con otra profundidad. Regresaba yo entonces de tierras lejanas, después de haber sufrido la experiencia de una emigración a Brasil, y revestía todos mis recuerdos de esa nostalgia consoladora que les confiere cualquier infancia interrumpida. Y Oporto era uno de esos recuerdos. Y desde el trepidante puente de doña María, sobre aquel abismo fluvial y tan emotivo para mí, comprobé, deslumbrado, que ante mis ojos estaba el mismo Oporto de siempre, extendido en una ladera, firme, amplio, de colores afrutados, humeante y desgraciado en la Ribeira, espiritual y feliz en las cumbres de sus torres. La edad, los libros y esa ciencia innegable que nos da el sufrimiento ya me habían dado fuerzas para concebir símbolos y descifrar enigmas."

MIGUEL TORGA: Portugal.

lunes, 12 de abril de 2010

BARCELOS II


"El camarero se sentó y aceptó el vaso de vino.
-Le estaba hablando de la feria de Barcelos -continuó el camarero-, cuando yo era niño era magnífica, especialmente por el ganado del mercado, aquella raza de bueyes del Miño, con los cuellos larguísimos, ¿se acuerda?, bah, ahora ya no existen, y además había caballos, potrillos, acémilas, mi padre era tratante y comerciaba con los gitanos durante el verano, aquellos gitanos tenían unos caballos soberbios, y eran personas de honor, me acuerdo de la comida que ofrecían a mi padre tras concluir un negocio, preparaban una mesa enorme en la plaza de Barcelos y mi padre me llevaba con él."

ANTONO TABUCCHI: La cabeza perdida de Damasceno Monteiro.


lunes, 5 de abril de 2010

CITÂNIA DE BRITEIROS


"¿Y la pedra formosa que estuvo en San Esteban de Briteiros y que el padre Sarmiento devolvió su primitiva ubicación en el Castro de Sabroso? Elías de Tejada distinguió en ella nada menos que el plano topográfico de una ciudad fantasma."

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ: Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España.