sábado, 5 de febrero de 2011

LANZAROTE II


“En Femés no hay gallos para cantar la madrugada; en Femés este oficio es para los perros, que perros sí que hay, delgados, asustadizos, con las orejas puntiagudas y más de cuatro garrapatas en el cuello. En Femés los perros son los amos porque son muy dueños de sus vidas, porque son los amos de sus amos, aunque de patadas, piedras y variscazos tengan el lomo más que satisfecho. Los perros en Femés son amigos de las moscas, a quienes nunca espantan por verdes que éstas sean. Los perros en el pueblo son los señores, porque si es verdad que no comen, también es verdad que no trabajan. Los hombres y los perros cuando se cruzan por los caminos se saludan interiormente con una reverencia porque ambos se saben guardadores de secretos especiales. Durante la noche los perros de Femés no ladran a la luna, porque la luna no es forastera en el pueblo, ya que la luna es de Femés y nació en lo alto del monte Tinazor en la fecha misma que nacieron ellos. Pero al alba es otra cosa. El alba en Femés comienza con un tono claro en el horizonte y un color azul frío como el acero. Es como si apareciese una espada o un largo pez luminoso. Entonces los perros salen de las casas, de los grandes patios donde han pasado la noche y se reúnen en la plaza, si plaza puede llamarse al llano de tierra apelmazada que hay frente a la iglesia. Desde allí ladran furiosos a la torre, que en esos instantes se vuelve negra y hasta más alta. Los perros ladran mirando hacia arriba, hacia el campanario. La gente del pueblo dice que los perros a esa hora confunden la torre de la iglesia con Mararía la bruja, porque ella tiene la silueta alta y oscura y los ojos le brillan como los bronces de las pequeñas campanas. Luego, todo vuelve a quedar en silencio.”

RAFAEL AROZARENA: Mararía.


PEDRO GUERRA: Mararía.

5 comentarios:

Teresa Giménez Pous dijo...

Simplicidad y belleza.
No es la "tipica" fotografia de Lanzarote..

Amparo dijo...

El texto es precioso. Tu foto, un misterio, ¿Qué es, una cortina?
Mararía me encanta, como todo lo de Pedro Guerra.
Saludos

Amparo dijo...

¿Una vela?

A dijo...

Ya tengo las gafas: una pared.

rubén dijo...

Es la ermita de San Marcial, en Femés, con la sombra de las palmeras que la rodean.