jueves, 15 de diciembre de 2011

CARCASSONNE IV


“Seguía tendido inmóvil bajo el papel alquitranado, en un silencio lleno de toqueteos de duende. Otra vez su cuerpo se inclinó cada vez más oblicuo hacia abajo a través de pasillos opalinos de bóvedas como ingles, con costillas de luz solar en extinción que se elevaban disolviéndose en penumbra, y llegó a descansar al fin en los jardines sin viento del mar. En torno de él estaban las cavernas y grutas balanceantes, y su cuerpo yacía en el suelo ondulante, dando tumbos pacíficamente a los ecos oscilantes de las mareas.”

WILLIAM FAULKNER: Estos trece.

3 comentarios:

Amparo dijo...

Ondulantes, oscilantes ¡Qué mareo!
Tu foto llora como en una despedida.

samsa777 dijo...

¿Cómo has logrado estos efectos? ¿Agua sobre cristal? Sea como sea... y precisamente porque es así, ¡magníficas!

rubén dijo...

El cristal nada más, que debía ser de cuando la primera fase de las murallas. De todas formas, agua en el cristal había. Este verano, ya se sabe...