jueves, 23 de mayo de 2013

SINTRA VI: QUINTA DA REGALEIRA

"Sintra no tiene similitud alguna con otro enclave ideado por el hombre reciente. Todo en ella obedece a un deseo de ascender sobre lo vulgar, de cultivar las fibras más íntimas, más alejadas de lo vano y superficial. Pero sin austeridad, sin obligadas contenciones. El ir y venir constante y amable de la brisa, abrazada a las yedras, flotando sobre los estanques, enredada en el sonido de las fuentes y el aleteo de los cisnes errantes, no induce a la mortificación de los sentidos. Al contrario, es un canto a la paz y al goce de lo nutriente, lo procreador, lo sabiamente sensual."


"En un amplio recodo, frente a una hondonada sabiamente ajardinada que vigila un palacete de corte moruno, se alza Villa Regaleira, ámbito elegido para lo iniciático por un visionario prócer enriquecido en la sementera lujuriosa de Brasil. Edificación singular hasta extremos de una complejidad y un gusto muy poco comunes, Villa Regaleira es, además de armónica y rutilante, un yacimiento de mensajes para aquel capaz de recorrerla con quietud y atención. Su fachada de filigranas manuelinas, sus salones repletos de acciones y siluetas suspendidas en el tiempo, las veredas trazadas en su parque como un itinerario por las cavidades del alma, sus estatuas y bancos alquímicos, los pasadizos y túneles aderezados de rocallas, sauces y moreras que antes pudieron ser genios con movimiento, su iglesia neogótica, simbólicamente teresiana, defendida por la pupila y el triángulo llameante, bajo la cual cierta cripta jaquelada rinde tributo al Temple forjador de este país... La medida de los años, casi imposible ahora, desaparece del todo en el fondo de un pozo primordial, arcadas y peldaños que descienden hasta tomar contacto con el latir de la tierra maternal, nodriza del último destello de energía que germina en nosotros. Aquí, como en otros espacios elegidos, la sombra del futuro se proyecta sobre el presente."

JUAN MANUEL GONZÁLEZ: Vírgenes, masones y visionarios. Rutas iniciáticas y ocultistas.


"Seguí al anciano y me encontré en seguida en la torre, donde, después de haber subido algunos peldaños, entré, siguiendo a mi guía, en el interior de una estancia circular, apenas iluminada por la luz procedente de arriba. Contemplaba el cielo, como un ojo negro clavado en mí, en el fondo del cual brillaban las estrellas, porque la torre no tenía ventana, como si se tratara de un pozo cavado al revés en la masa de los aires y destinado a la observación de los astros."

VINTILA HORIA: La séptima carta.

1 comentario:

Amparo dijo...

No sé si será una ilusión óptica pero cuando se mira la foto del agujero hacia el cielo parece que se mueven los árboles. Mágica, me encanta.