martes, 11 de junio de 2013

LEYRE II


"Tengo que ser riguroso, necesitaría un año para visitar todos los sitios en donde he estado antes, sólo peco de vez en cuando. Durante un momento, como si únicamente quisiera saber si todo sigue aún allí, estoy en la misteriosa y baja cripta del monasterio de Leyre entre sus columnas atávicas, anchas, blancas como la cal, con los motivos visigóticos. Tonterías, para todo esto se necesita mucho tiempo, exactamente igual que para la magia de la iglesia conventual que se alarga a sí misma, mediante un juego de perspectivas, de tres altos arcos colocados unos encima de otros en dirección al ábside, y así parece salir volando. Debería tener una vida paralela, una cantidad de tiempo en la que yo, simultáneamente con este viaje, pudiera volver a hacer una vez más esos viajes anteriores, a Silos, a León, a Oviedo, ahora tengo que destilar ese tiempo en mi recuerdo, pero incluso si éste suministra imágenes no es suficiente, se trata de la presencia, el contacto, la mano que pasa por la piedra, lo imposible, pues lo que quieres no es otra vida sino una vida más larga, una en la que sigas dando vueltas en los mismos círculos de despedida y reencuentro, hasta que un día estés tan lleno y cansado que vayas a tumbarte a un nicho en una de esas iglesias y te duermas en un sueño de piedra."

CEES NOOTEBOOM: El desvío a Santiago.

1 comentario:

virgi dijo...

¡Envidia de que recorras todos esos lugares! Bueno, así te tengo de referencia.
Besos besos