domingo, 5 de enero de 2014

RIPOLL


"Un recuerdo exacto y diáfano del frío de aquella mañana, en una excursión escolar, cuando llegamos: el frío, como agujas pequeñísimas penetrando en las puntas de los dedos, en la palma de la mano, aguzando la desnudez antigua del paisaje, ante la portalada románica de Ripoll. Todo un mundo, un universo mínimo y al mismo tiempo grandioso de piedra remota, pero sin aquella especie de dimensión excesiva, sin aquel fulgor del gótico. No: en Ripoll todo es más íntimo, más quieto y recluido, como el murmullo de unas palabras leídas, en voz muy baja, en un breviario antiguo -doradísimo de letras miniadas- mientras el verdor húmedo y sombrío de la hierba parece prometernos la paz de un sueño cuando nuestra muerte -¿la nuestra?- sea ya sólo un recuerdo que no hiere."

PERE GIMFERRER: Dietario (1979-1980)