lunes, 21 de septiembre de 2015

AVIGNON


"Día y noche la cruzaban los ciudadanos de esta Roma menor, como los recuerdos, los interrogantes o las sensaciones podrían pasar por el cerebro de un papa durmiente. Los badajos de los grandes campanarios desafiaban al demonio abominable con su estruendoso repicar. Las estremecedoras vibraciones se desplegaban por debajo de ellos, ensordeciendo a los transeúntes. Cuando sonaba la campana de alarma, cuyo estrépito aumentaba gradualmente, como el de un incendio forestal, o bien sonaba como el arisco zumbido de abejas belicosas en una bolsa de agua caliente, era muy distinto."

LAWRENCE DURRELL: Constance o las prácticas solitarias.

2 comentarios:

Amparo dijo...

Envidia me das, La Provenza es uno de mis viajes pendientes. Precioso color el molino.

rubén dijo...

Se supone que es el de Daudet, donde escribió sus cartas.